Un anfiteatro lleno de vida y emoción fue el escenario perfecto para la Tercera Versión del Festival Musical de Bandas Escolares, un evento que, más que un espectáculo, fue una celebración de talento, esfuerzo y pasión juvenil. Durante más de cuatro horas, estudiantes de diversas escuelas y liceos de Los Andes, desplegaron lo mejor de su repertorio, haciendo vibrar al público con la voz, cada nota y cada acorde. Este festival nació como respuesta a las ganas de reconectar y expresarse tras los difíciles años de pandemia. Así surgió también la Red de Educación Musical Integral de Los Andes (REMILA), desplegándose por todos los establecimientos educacionales y potenciando los talentos que ciertamente van mucho más allá de las salas de clases. El evento, que comenzó tímidamente en la Escuela España en su primera versión, y luego tomó fuerza en la Escuela Ignacio Carrera Pinto, ahora brilló en un escenario grande como el del Parque Ambrosio O’Higgins, ese mismo donde se realiza el Festival de Guatón Loyola y RincoRock. El cambio de locación sin duda que marcará un antes y un después. La posibilidad de salir de los colegios y presentarse en un anfiteatro permite elevar la calidad del evento, pero también es un aliciente para los jóvenes artistas que en algún momento soñaron con dar ese salto. Es el término de año del trabajo musical en el plano educacional, pero también es una muestra de lo que estos niños y jóvenes son capaces de hacer con un instrumento, cuando son bien guiados.
Un anfiteatro lleno de vida y emoción fue el escenario perfecto para la Tercera Versión del Festival Musical de Bandas Escolares, un evento que, más que un espectáculo, fue una celebración de talento, esfuerzo y pasión juvenil. Durante más de cuatro horas, estudiantes de diversas escuelas y liceos de Los Andes, desplegaron lo mejor de su repertorio, haciendo vibrar al público con la voz, cada nota y cada acorde. Este festival nació como respuesta a las ganas de reconectar y expresarse tras los difíciles años de pandemia. Así surgió también la Red de Educación Musical Integral de Los Andes (REMILA), desplegándose por todos los establecimientos educacionales y potenciando los talentos que ciertamente van mucho más allá de las salas de clases. El evento, que comenzó tímidamente en la Escuela España en su primera versión, y luego tomó fuerza en la Escuela Ignacio Carrera Pinto, ahora brilló en un escenario grande como el del Parque Ambrosio O’Higgins, ese mismo donde se realiza el Festival de Guatón Loyola y RincoRock. El cambio de locación sin duda que marcará un antes y un después. La posibilidad de salir de los colegios y presentarse en un anfiteatro permite elevar la calidad del evento, pero también es un aliciente para los jóvenes artistas que en algún momento soñaron con dar ese salto. Es el término de año del trabajo musical en el plano educacional, pero también es una muestra de lo que estos niños y jóvenes son capaces de hacer con un instrumento, cuando son bien guiados.